El equipo liderado por la investigadora principal del Instituto Milenio BASE Dra. Julieta Orlando, e integrado por la investigadora asociada Dra. Léa Cabrol, estudiará si los microorganismos, presentes en los suelos impactados por pingüinos, poseen la capacidad de biodegradar microplásticos, capacidad que estaría influenciada por los hábitos de las diferentes especies de pingüinos.
Investigación para la conservación, mitigación, y lucha contra un tipo de contaminantes que lentamente están llegando al continente blanco: los microplásticos. Estudios recientes señalan que los pingüinos antárticos pueden contribuir al transporte de microplásticos entre los entornos marinos y terrestres, ya que ingieren y acumulan microplásticos a través de la transferencia de sus presas, como el kril o los peces. Situación que puede conducir a su acumulación en los suelos afectados por los pingüinos, como las pingüineras, a través de los depósitos de sus heces.
Un impacto que afecta las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, así como su microbiota, y que será estudiado por la Dra. Julieta Orlando y la Dra. Léa Cabrol, ambas investigadoras del Instituto Milenio Biodiversidad de Ecosistemas Antárticos y Subantárticos, conocido también como Instituto Milenio BASE. “Los microorganismos de los suelos de las colonias de pingüinos pueden haberse adaptado a la presencia de microplásticos, desarrollando estrategias para hacerles frente o metabolizarlos”, señala la Dra. Orlando, también académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.
Aunque anteriormente se pensaba que la Antártica estaba aislada de la contaminación por microplásticos debido a que el llamado Frente Polar Antártico (FPA) actuaba como una barrera de dispersión, estudios recientes sugieren que los microplásticos sí están presentes en el Océano Austral y en la región antártica. “Buscamos evaluar el potencial genético y metabólico de los microorganismos de estos suelos impactados por pingüinos como Papúa (Pygoscelis papua), Adelia (Pygoscelis adeliae) y Barbijo (Pygoscelis antarcticus) y su posible capacidad para biodegradar microplásticos en relación con las características que poseen las colonias”, señala la Dra. Cabrol, también investigadora del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia (IRD) y del Instituto Mediterráneo de Oceanografía (MIO).
Las condiciones bióticas y abióticas que señalan las científicas, están sujetas a la presencia de animales, plantas, hongos, o bacterias, además de los efectos del agua, tipo de suelo, aire, temperatura e incluso luz solar y minerales presentes en los hogares de los pingüinos en diferentes zonas polares, como la península Antártica e islas cercanas.
El grupo de investigación fue seleccionado recientemente por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y su Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT Regular 2024, N° 1241787) para desarrollar esta investigación antártica. Los resultados de la investigación esperan contribuir al desarrollo de futuras estrategias para mitigar las consecuencias medioambientales de la contaminación por microplásticos en -el que se creía- el continente más aislado del planeta.
Por: Nadia Politis
Fotografía principal: Estudios indican que los pingüinos ingieren y acumulan microplásticos a través de la transferencia de sus presas, como el krill o los peces. Fotografía: Instituto Milenio BASE / N.Politis