Una investigación liderada por la Doctora en Ecología y Biología Evolutiva, Claudia Maturana, investigadora postdoctoral del Instituto Milenio BASE y Centro CHIC, y miembro de APECS Chile.
Analizando su diversidad genética, estructura y procesos poblacionales, un reciente estudio publicado en el número especial del Instituto Milenio BASE en la revista Frontiers in Ecology and Evolution, explora la diversificación espacial que ha tenido el mosquito alado antártico, Parochlus steinenii, a largo del tiempo. Equipo científico integrado por investigadoras e investigadores de Chile y Reino Unido
P. steinenii es el único insecto con alas nativo de la Antártica, lo podemos encontrar desde Nahuel Huapi hasta Cabo de Hornos, en las islas Georgias del Sur (territorio Subantártico) y en las islas Shetland del Sur (Antártica). Puede llegar a medir hasta cinco milímetros y es considerado “Centinela del Cambio Climático”, debido a su alta sensibilidad frente a las variaciones de temperatura.
La fauna continental- terrestre y agua dulce- de la Antártica se compone de un número bastante limitado de especies, en particular podemos encontrar insectos, pequeños crustáceos y otros microorganismos. Durante largos períodos de aislamiento, estos organismos han desarrollado diversos grados de tolerancia a tensiones ambientales multifactoriales. Previas investigaciones destacan la persistencia in-situ de gran parte de la fauna terrestre actual de la Antártica, con estimaciones que abarcan desde cientos de miles hasta millones de años. P. steinenii, comúnmente conocido como mosquito alado antártico, destaca como una de las dos únicas especies de insectos nativas de la Antártica.
La investigación recientemente publicada, “Ancient diversification in extreme environments: Exploring the historical biogeography of the Antarctic winged midge Parochlus steinenii (Diptera: Chironomidae)”, busca entender cómo ha evolucionado el mosquito antártico en un entorno extremo como el Continente Blanco. A través del análisis de su diversidad genética y la estructura de sus poblaciones en diferentes regiones, los investigadores analizan cómo estos factores han influido en su adaptación y supervivencia a lo largo del tiempo.
Empleando marcadores genéticos mitocondriales y nucleares, se realizaron análisis filogeográficos y demográficos de 151 individuos de P. steinenii obtenidos en la Reserva de Cabo de Hornos, South Georgia y Antártica.
Según respalda el equipo científico, la diversificación de P. steinenii habría ocurrido durante el Pleistoceno medio- hace alrededor de 1,46 millones de años-, una época geológica de nuestro planeta caracterizada por la ocurrencia de una serie de glaciaciones intercaladas con épocas un poco más cálidas. En la época del Pleistoceno los continentes ya se encontraban en su posición actual y, para el final de ella, los humanos ya se habían expandido por todo el planeta.
“Con base en los patrones filogeográficos y demográficos contrastantes entre el sur de Sudamérica y la Antártica, proponemos que P. steinenii es una especie polar adaptada al frío que actualmente se encuentra refugiada en las altas montañas del sur de la Patagonia. La fuerte estructura genética y filogeográfica, así como el momento de la divergencia, concuerdan con los patrones informados en otros invertebrados que cohabitan con Parochlus”, señala la Doctora en Ecología y Biología Evolutiva, Claudia Maturana, también investigadora del Instituto Milenio Biodiversidad de Ecosistemas Antárticos y Subantárticos (BASE) y el Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC).
“Comprender la conectividad pasada y presente entre las poblaciones del mosquito alado antártico puede proporcionar información valiosa sobre cuán resiliente o receptiva puede ser la especie frente al cambio climático en curso”, indica la también miembro de APECS Chile. “Esta investigación aporta nuevos conocimientos sobre la biogeografía histórica y la evolución de Parochlus steinenii en la Antártica, contribuyendo al entendimiento de la biodiversidad en ambientes extremos y su adaptación a condiciones adversas a lo largo del tiempo”, agrega.
Un equipo integrado por investigadoras e investigadores del Instituto Milenio BASE, Centro CHIC, Laboratorio Wankara de la Universidad de Magallanes (UMAG) en Puerto Williams, Universidad de Cambridge, Britsh Antarctic Survey (BAS), Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de Chile (UCh), Universidad Austral de Chile (UACh), Universidad del Biobío, Centro IDEAL, Universidad de Barcelona y Universidad de Johannesburg: Tamara Contador, Felipe L. Simões, Moisés A. Valladares, Paula Vidal, Melisa Gañán, Claudio González-Wevar, Elie Poulin, Chester J. Sands y Peter Convey.
Por: Constanza Barrientos Soto
Foto principal: Gonzalo Arriagada